jueves, 15 de julio de 2010

15 DE JULIO, DÍA DE LA IGUALDAD.

¡Habemus matrimonio igualitario!
Hoy Argentina será noticia en el mundo entero y no será por escándalos de corrupción ni triunfos deportivos. Es que a partir de esta madrugada nuestro país se convirtió en el décimo en el mundo en reconocer los mismos derechos para todas sus familias ya sean homoparentales o heterosexuales.
Luego de una exposición en el Senado que duró alrededor de quince horas, recién a las 4 de la mañana se votó por el sí, que ganó por 6 votos de diferencia para alegría de los miles de argentinos que esperaban ser reconocidos por el Código Civil. El 15 de julio de 2010, se convierte entonces en un día histórico para la República Argentina, y será recordado por nuestra posteridad como el “Día de la igualdad”.
De este modo es que quiero hacer llegar mis profundas felicitaciones por medio de este medio a la comunidad LGTB porque se merecen todo lo que han logrado. Tuvieron que luchar y recibir golpes tremendos desde de la sociedad. Sufrieron discriminación, descalificación, injurias y hasta persecución por parte de personas que dicen representar a las familias, pero que parecerían desconocer el significado de ese término. Anoche más allá de mi condición de heterosexual, me emocionó muchísimo ver a toda esa gente reunida frente al Congreso, aguantándose el frío mientras esperaba por su futuro. ¡Qué bueno que podamos decir que el paso está dado!
Desde tiempos inmemoriales, todas las minorías de la historia han debido transitar por los caminos que las mayorías construían. Los Homosexuales tienen ahora el matrimonio igualitario que ya es ley, por lo que se van a terminar los ataques contra ellos sin motivo. La Iglesia seguirá guiando a sus fieles por el camino que desee, pero ya no intercederá tanto sobre los asuntos del Estado que por suerte hoy demostró ser una institución independiente de ella.
Párrafo aparte me gustaría decir que entre varias otras cosas, yo me considero una persona Católica. Estoy bautizado en la Iglesia Católica Apostólica Romana, tomo la comunión cada vez que voy a misa (Aunque no lo haga todos los domingos) y sueño con poder casarme algún día allí con alguna bella mujer. Sin embargo lo que se acaba de debatir es una ley de un Estado laico y por lo tanto reconozco que ninguna religión, ni la mía ni la de nadie, debe meterse ya que mucha gente no cree en Dios y por lo tanto mientras no moleste a los demás tiene derecho a hacer lo que quiera con su vida. Los argumentos del cardenal Bergoglio (Que llegó a comparar la movida gay con el Diablo) y al Papa Benedicto me dan mucha vergüenza porque dejan muy mal parados a los fieles de una Iglesia milenaria que llegó a fundar nada menos que Jesús de Nazareth. Espero que semejantes necedades dejen demostrado ante creyentes y no creyentes que por sobre todas las cosas es necesario que las personas de hoy tengan un pensamiento independiente que les permita defenderse de todos aquellos que intenten manipular su conciencia o influir en la misma.
Estoy orgulloso de la comunidad gay, admiro su lucha y su trabajo todos estos años. A mí me ha tocado tener que convencer a más de un confundido y eso demuestra que la ignorancia era lo único que ponía en tela de juicio esta ley que debería haber existido ya desde hace décadas.
José de San Martín nos ensenó que cuando hay libertad, todo lo demás sobra. A partir de hoy los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales son libres poseedores de sus derechos. Como ya los he felicitado sólo me resta pedirles un favor. Ahora que todos juntos hemos conseguido vivir en igualdad, el paso siguiente sólo lo pueden dar ustedes. Así que amigos y hermanos ¡Sean felices! .


Germán Alexis Gilio
http://www.germangilio.com.ar/

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