miércoles, 5 de marzo de 2008

OLMEDO - 20 AÑOS DE INMORTALIDAD

Queridos amigos, en realidad no sé cómo empezar este artículo. Describir el sinfín de pasiones que transitan por mi alma en este, el momento preciso en que se están cumpliendo 20 años del deceso del mas grande CapoCómico que ha dado la ciudad y el país, no es una tarea sencilla.
Acá me encuentro inmerso en su inmensidad, mientras la madrugada del 5 de marzo de 2008 me transporta a aquella de un día como hoy pero de 1988, la misma que a pesar de no recordar debido a mi corta edad por entonces, no es difícil de sentir gracias a ese legado que nos dejó el Negro, y que hasta hoy podemos continuar disfrutando.
Alberto Olmedo, aquel humilde muchacho del barrio Pichincha que alguna vez ya consagrado osó afirmar “No voy a olvidar nunca lo que era ponerme papel de diario en el pecho para no tener frío”, murió en Mar del Plata al caerse de un balcón en el que estaba jugando, en lo que fue una de las muertes más estúpidas de las que he tenido noticia alguna vez. Hoy, dos décadas después su imagen sigue tan viva y brillante como siempre, y esas risas que tantas veces con sus locuras nos robó, permanecen en nosotros cada vez que tenemos el regocijo de recordar sus gestos, su lenguaje y su humanidad; todas esas cosas que supieron hacerlo inmortal.
El Negro tiene dos monumentos dedicados a su memoria, uno en Rosario, y otro en Mar del Plata frente al edificio desde donde cayó, y lleva ya 20 años de eternidad… dos décadas inmolado en el amor de su pueblo, en el sinfín de su genialidad, ese en el que jamás terminaremos de regocijarnos. Revolucionario en la actuación… fue el primero en volver locos a los camarógrafos, y directores saliéndose de escena una y otra vez, o no respetando el libreto de las obras, al reemplazarlos por su pícara improvisación, y creó entre muchos otros el chiste del “Balazo en los genitales”, al igual que una gran cantidad de frases hoy célebres en el paladar criollo como “¡De acáááá!” o “Éramos tan pobres”.
Hoy lo sentimos igual que siempre… y sus personajes vivan ahora en la sociedad (¿Quién no conoce algún “Manosanta”, un “Chiquito Reyes” o un “Rogelio Roldán” que anden sueltos por ahí?)
Este argentino, rosarino y canalla será imposible de borrar de nuestra memoria ("DE ACAAAAA", te vamos a olvidar, Negro). Su recuerdo pasará de generación en generación, y su encanto nos cubrirá eternamente, de la misma manera que lo hiciera aquella lluvia marplatense del 5 de marzo de 1988, cuando tras la noticia del deceso de este genio pasaba a cubrir el alma de todos los que habitamos este país; porque en cualquier lugar del tiempo y el espacio en el que nos hallemos, una parte de sí mismo revivirá dentro nuestro… no olvidemos que LA VIDA COMO VIENE VA, y NO HAY MERIENDA SI NO HAY CAPITAN.


Germán Gilio
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